Largas noches junto a ti,
pensando que nos íbamos a casa,
pensando que... no podía pensar...
En el misterio de la noche,
en las sombras,
una ligera brisa mueve las ramas de un árbol
que amablemente acoge cuál
protagonista
las almas que en la penumbra
hablan misteriosamente.
Oscuridad, movimientos.
Una luz que dispara al
tronco de ese árbol,
que parece dar vida a un
monstruo sagrado.
¿Quién se esconde entre
sombras? Me pregunto,
no quiero encontrar la razón
del misterio,
miro a mi alrededor, no veo
nada extraño,
¿por qué pensar entonces?
Las horas van pasando y esas
sombras
vagan a otro campo: murmullos,
silencios que hablan,
miradas a hurtadillas, ¿qué dicen?
Nadie sabe nada, siguen
caminando
entre luces de candiles.
Una risa de vez en cuando,
una nota ¿es el piano?
¿Qué manos desgranan
cautelosamente el arpegio?
Cuanta dulzura entra en mis
sentidos…
¿cómo comprender esos bellos
murmullos?
Misterio en la noche, ramas
que se mueven
no me parecen monstruos sus
sombras,
no me asustan, parecen
bailarinas al compás
de tan bellas y suaves
notas.
Seguro que mañana tú y yo,
nos vamos a casa;
sueño, soñaba tristemente,
no me daba cuenta
que tú ya no volverías nuca
más a este nuestro hogar.
Ahora solamente me queda:
los sueños y una terrible
soledad, aunque tu perfume
todo lo invade y eso es lo
único que me reconforta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario